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La Asociación. El comienzo de la historia

La puerta era muy angosta, se me hizo difícil meter mi bicicleta, traté de no hacer ruido, ni hacerle daño a nada, mi vehículo es muy grande, en todo caso, desde afuera solo percibía el silencio. Al fin, lo logré, me recibe un pasillo no muy largo que daba a un patio central, aquello era un lugar que sugería un pasado en ruinas y que hasta ahora se le había puesto mucho más amor que dinero. Todo estaba en su lugar, limpio, ordenado, parecía un cuadro hecho con una pincelada de cada quién. Sillas de todos los modelos y colores, vasos y tazas de diversos modelos, un cartel que recordaba ciertas normas, wifi libre como debería ser siempre y una soledad que me llenó de dudas. Escuché voces que provenían de un salón contiguo, había llegado yo a la Asociación Idas y Vueltas, una organización que se encarga de dar apoyo a inmigrantes en situación de vulnerabilidad.
Para mí el tema de la inmigración me es muy sensible y me afecta emocionalmente, porque yo soy una refugiada, no lo soy jurídicamente pues llegué a Uruguay en avión, no pedí asilo, tuve mínimas comodidades, pero de corazón, yo me siento una refugiada, expulsada de mi país por una dictadura genocida. En el marco de todo esto, buscaba la manera de leer, al menos, y en el mejor de los casos vincularme, a una iniciativa que apoyara al inmigrante vulnerable, desde la dignidad, el afecto,  la inclusión activa, y no desde el estímulo (involuntario) a la mendicidad y a la compasión improductiva. Puede leerse duro, pero cuando el que ayuda es "más protagonista" que quien necesita la ayuda, ahí hay un problema.
Tal como mencioné anteriormente, en el salón estaban unas personas hablando. Creo que percibieron mi presencia, e inmediatamente salieron a recibirme de una manera muy gentil y amable. Eran, si mal no recuerdo, cuatro señoras, dos uruguayas y dos con rasgos europeos y español no nativo. Una de  ellas, muy alta, me abrazó y me dio un beso, creo que se dio cuenta de mis nervios, luego me ayudó a guardar mi bicicleta en un sitio adecuado Rinche es su nombre. Saludé a cada una y continuaron la conversación en la cual fuí incluida como si fuésemos amigas desde hace tiempo.
Conversábamos acerca del estado en el que habían recibido aquel inmueble, el deplorable estado en el que estaba su estructura física, y lo que más me llamó la atención: la casa antes era de un narcotraficante que murió pobre y solo en ese lugar, con la única compañía de su perro fiel. Me conmovió lo paradójico de la historia, un inmueble utilizado para dañar a las personas, pasó a ser una linda casa donde ahora se construye solidaridad, dignidad, igualdad, inclusión y cultura, con orden y disciplina. Más emotiva se me hizo la historia cuando supe que casi todos los arreglos que la casa ha tenido, habían sido llevados a cabo por inmigrantes que se acercaron a pedir ayuda y también a brindarla. En esa bidireccionalidad es donde comienza el secreto del éxito.
De pronto, como no llegaba nadie más, interrumpo y les pregunto:
- "¿Es acá lo de la murga migratoria, cierto?






Comentarios

  1. Linda manera de acercar al lector a conocer un proyecto cuya vía, la inclusión del mgrante mediante la música, no sólo me parece genial sino interactivo. En cualquier forma del arte, aunque mucho mas en la música , el aporte de quienes la practican involucran per se al oyente y mucho más si se trata de un espectador!

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    1. Es una energía maravillosa la que se respira en esas actividades, particularmente este proyecto, tiene un "no sé qué" especial, que sugiere que puede llegar a convertirse en un movimiento importante en cuanto a la inclusión del migrante. No ha sido fácil, al menos para mí, tanta gente, tanta interacción y tanto trato amoroso, pero cada minuto que pasa me gusta más y me siento más útil para él.

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  2. Aplaudo desde mi ventana estas hermosas lineas...

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    1. Es una historia que apenas está comenzando a escribirse, es mi momento de felicidad

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