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El primer encuentro. Un organismo pluricelular


Tal y como cuando va a comenzar una fuerte tormenta, empezaron a caer, una a una, gotas de gente. La diversidad era la característica principal: el tímido, el que no paraba de hablar, el serio, el nervioso, el sereno, pero todos con la duda troquelada en la frente: 
- Hola, ¿es acá lo de la murga?
Lo divino es que como aquel lugar inspira ser "la casa de todos", el sentido de pertenencia está en el aire, el que llegaba se saludaba, se sentaba y conversaba como si fuésemos amigos desde años, ni remotamente nos enterábamos aún que estábamos empezando a serlo. Yo observaba continuamente, trataba de descifrar los roles de cada quien allí. Poco a poco lo fui logrando, el goteo de personas y al menos una decena de conversaciones activas, independientes una de otra, me hacía el trabajo difícil. 
Finalmente pude identificar un grupo de hombres jóvenes, con toda la pinta de músicos, además del mensaje corporal, andaban con instrumentos musicales, me dije: - "ok, aparentemente, ya estamos todos los que somos" (dicho venezolano). Ya no llegaban más aspirantes, nos ordenamos de tal manera de hacer una conversación colectiva, primero para presentarnos, escuchar lo que las autoridades de aquella actividad tenían para decirnos y finalmente intercambiar dudas. 
Ellos eran los integrantes de una muy famosa murga, también los acompañaba un miembro de otra célebre murga, formaban entonces el equipo que guiaría lo que se quiso llamar "La Murga Migratoria". Entre este talentoso equipo estaba quien ejercería de director artístico, su nombre, Camilo. Nos presentamos y hablamos de nuestras expectativas. Creo que la incertidumbre de ellos era tanto o mas grande que la nuestra.
En la ronda presentación pude enterarme que este hermoso proyecto estaba siendo impulsado por una importante organización cultural alemana, eso me dio la idea de la seriedad y la importancia de lo que allí estaba floreciendo. Existía todo un equipo gerencial, multidisciplinario y multi institucional, tras bastidores, que estaba trabajando mucho antes de ese día. Aquel no era, ni remotamente, el primer paso.
Durante un buen rato, Camilo estuvo explicando el origen, la filosofía y la esencia de lo que significa la murga en Uruguay. Para mí fue muy emocionante enterarme de todo aquello, aunque la murga me gusta desde mucho antes de venirme a Uruguay, no tenía ni idea de la importancia que tiene para este país. Genera grandes pasiones, tanto a favor como en contra.
Luego, cuando el tema era lo musical y nos brindaron una pequeña demostración del canto, la contundencia de aquellas voces me asustó, decidí que si iba a participar en aquello no sería cantando,  Nos explicaban (casi en tono de consuelo) que la formación musical no era un requisito, que la murga es una expresión de cultura popular. Si bien hay murgas conformadas por personas que tienen voces impecablemente entrenadas, hay otras muy exitosas que no necesariamente la componen barítonos y tenores, aun así yo seguía temiendo. Hasta que mis compañeros no lean estas letras, no sabrán que salí de aquella reunión muy feliz, pero decidida a no regresar, a menos que pudiera colaborar en otra parte de la produccción. 
Llegué tan contenta a casa, sentí que ahí podría construirse un movimiento cultural, fortalecido, incluyente, colorido, muy fértil, yo quería estar allí. Me preocupaba nuestra constancia y si seríamos lo suficientemente disciplinados, tenía dudas. Pensé: -"Todos los asistentes en este momento deben estar preguntándose algo similar".
Apenas éramos una especie de organismo pluricelular en gestación. Pensé conmigo, decidí darme una oportunidad. Nos vemos el próximo domingo.

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